Reenvío

(Dedicada al maestro Colombo, periodista de trinchera, creador del Diseño Colombo del periódico emepedeísta Libertad)

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Rafael Chaljub Mejìa

Me temo que cuando se escriba la historia del periodismo dominicano, se olvide una página, muy singular escrita por los presos políticos de la dictadura balaguerista de los doce años en la cárcel de La Victoria, por un ingenioso grupo de esos presos que fundó el periódico Reenvío.

El nombre, aunque parezca sin sentido, no era nada inocente. Tenía, en cambio, su razón de ser y constituía por sí mismo una denuncia. Aquel envilecido sistema judicial tenía muchos recursos tramposos y groseros para prolongar indefinidamente la permanencia en prisión de los opositores.

Uno de ellos era reenviar la causa una y otra vez y dejar al acusado en el limbo impreciso de la prisión preventiva. Recuerdo que al patriarca Blanco Peña le vinieron a pasar juicio por uno de los nueve expedientes que se le armaron en igual cantidad de cámaras penales, cuando ya, tras varios años de encierro, había dado más de setenta viajes al tribunal.

Como denuncia, con ese nombre se bautizó el periódico. Reenvío era un periódico muy particular. Lo hacía un equipo de consagrados compañeros que en el presidio pusieron en acción su vocación al periodismo y a las letras. Un periódico escrito a mano por los redactores finales, en impecable letra de molde, en tamaño ocho y medio por once y con sus secciones fijas muy bien definidas.

De Reenvío se editaba un solo ejemplar, quincenalmente, que circulaba entre los presos políticos y muy excepcionalmente, se aumentaba la tirada a dos ejemplares, para mandar uno a la calle y hacer oír nuestra voz más allá de la cárcel.

Es posible que algún periodista de la época, como José Rafael Sosa, conserve alguna copia de nuestra prensa, que aunque nació entre rejas, siempre fue libre, como las aves del bosque.

Aunque podría resultar jocoso para muchos, lo cierto fue que aquello fue toda una hazaña, un ejemplo de combatividad, de desafío a la ociosidad y a la rutina aplastante del presidio, de amor al periodismo y al arte.

Se me escapan los nombres de los héroes de Reenvío, recuerdo apenas a dos de ellos, Luis Manuel Reyes y Freddy González, en esos dos les rindo honor en estas líneas a todos los que hicieron posible aquel periódico, que por el solo hecho de haber nacido y vivido en aquellas circunstancias, bien merece entrar por la puerta grande a la buena historia del periodismo dominicano.


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