1 – Cuando queremos hablar y obrar con justicia sobre un problema, lo primero es conocerlo en su totalidad; en consecuencia, es el caso de la derivación de una parte de las aguas del río Masacre por una empresa privada haitiana para vendérselas a sus agricultores. Para mejor ilustración del lector, a seguidas les presento las informaciones más relevantes que de este acuífero tenemos. Veamos:
2 – El río Dajabón o río Masacre conocido en francés como Rivière Massacre, es un río de la isla “La Hispaniola” de 55 kilómetros de longitud, que nace en la “Montaña Pico del Gallo”, en el municipio Loma de Cabrera, provincia Dajabón y que luego se interna 7 kilómetros en territorio haitiano retornando después a territorio dominicano y desembocar en la Bahía de Manzanillo.
3 – Este río delimita parte de la frontera norte de nuestra isla, en la parte Este, que corresponde a la República Dominicana, y en la parte Oeste que toca a Haití. Esta división data desde 1776, cuando el gobernador José Solano y Bote y el Conde de Annery decidieron fijar este río como frontera en la parte norte, y el río Pedernales, en la parte sur. Esta decisión fue ratificada por el tratado de Aranjuez de 1777. Esta división se inicia en las inmediaciones del puesto militar de “La Bomba” hasta cerca de la toma de agua del canal “La Vigía”, casi frente al edificio de Aduana dominicana.
Legislaciones existentes para la regular el uso de este río
4 – Para la regulación de este río, hace casi 100 años, el 20 de febrero de 1920 se firmó un acuerdo llamado el “Tratado de Paz”, que establece, que Haití o República Dominicana no pueden realizar obras que desvíen el Curso Total de alguno de los ríos que corren entre ambas naciones.
5 – Fue así como “Ambas partes contratantes se comprometieron a no hacer ni consentir ninguna obra susceptible de mudar la corriente de aquellas aguas o de alterar las fuentes de las mismas”. Sin embargo, este acuerdo no prohíbe el consumo personal del agua de este río o de sus afluentes de forma moderada, para uso doméstico, la agricultura o la industria en los dos territorios.
Historia de sangre en el río Masacre
6 – Este río es vital para los pueblos que bordean la franja divisoria entre Haití y RD. Sin embargo, en octubre de 1937, el dictador Rafael Trujillo perpetró uno de los hechos más brutales, execrables y desproporcionados, conocido mundialmente como “la Masacre del Perejil”. En aquella ocasión, Trujillo dispuso la muerte de miles de haitianos para terminar con lo que él denominó una “invasión pacífica a territorio dominicano”. En aquella masacre ordenada por Trujillo, miles de cadáveres de hombres, mujeres y niños haitianos brutalmente asesinados, que vivían en República Dominicana, fueron arrojados a este río como si fueran sacos de basura. Por este acontecimiento macabro, se generó la creencia de que el nombre Masacre, alude a la masacre de Trujillo, pero no es así, porque ocho años antes de que ocurriera aquella horrible matanza, ya en el “Tratado de Delimitación Fronteriza” entre la República Dominicana y Haití firmado en 1929, existía en francés (Rivière Massacre), el nombre el nombre de este río. En realidad, el río toma su nombre de los antiguos crímenes que los bucaneros y los españoles cometían en las orillas de este río por disputa territorial. Por otro lado, este torrente de agua tiene en español el nombre de Dajabón y en taíno, el nombre de Guatapaná.
Sobre el puente construido sobre el río Masacre y/o Dajabón
7 – Miles de haitianos y dominicanos usan este puente como vía de transporte de sus mercancías para llevarlos de uno a otro de la frontera. También, son muchos los que bajan y cruzan a pie por donde el río esta seco o por donde el agua no pasa de los tobillos. En los últimos años este río ha perdido gran parte de su caudal por dos prácticas no amigables con el medioambiente. La primera guarda relación con la destrucción del bosque con talas masivas, sin reforestación posterior; y la segunda, es la práctica de sacar arena indiscriminadamente del lecho del río sin ningún criterio técnico. Esto sucede tanto en el lado dominicano como en el haitiano, por parte de ciudadanos desaprensivos.
El conflicto actual
8 – La construcción de un canal de riego de tres kilómetros de longitud para desviar parte del agua del río Masacre en los siete (7) kilómetros de la parte haitiana, por potentados de ese país, es lo que generado un conflicto de intereses, que por malos entendidos, está afectando seriamente las relaciones entre el Estado dominicano y el haitiano.
Discusiones pertinentes
9 – El río Masacre tiene 55 kilómetros de longitud. De esa extensión el 83.3% corresponde a la República Dominicana y el 12.7 % a Haití, por los siete kilómetros que se internan en su territorio. Hasta ahora se dice, que en nuestro país se irrigan tres mil tareas de arroz con ese río y los haitianos (hasta ahora), ni una sola tarea.
10 – En este caso, para ser justos, habría que determinar cuántos galones de agua por segundo tendrían los haitianos que derivar del canal que están construyendo, para que sean equivalentes al 12.7% de la longitud del río Masacre que corresponde a ellos por los 7 kilómetros de ese río en su territorio. Igual cálculo habría que hacer para determinar el volumen de agua que corresponde a nosotros los dominicanos por ser los dueños del 83.3 % de ese río.
11 – Usando la lógica y la justicia, si nosotros estamos irrigando 3 mil tareas, a los haitianos les corresponde irrigar 457 tareas, lo que implica un determinado volumen de agua derivado del río Masacre en su territorio. Esa proporcionalidad jamás debe variar, ni para riego, ni para acueductos, ni para otros usos.
12 – Ahora bien, otra fórmula solutoria sería, proponerles a los haitianos que nos vendan los siete kilómetros que a ellos les corresponde de ese río, algo que de antemano sabemos es inviable, dada la deplorable situación económica en que está ese país. Ante esta disyuntiva, entonces, lo mejor para mantener relaciones armónicas entre ambas naciones es llegar a soluciones que beneficien por igual a ambos estados, para así evitar un conflicto como el que se está suscitando con la derivación del río Masacre, que de continuar sin solución, pueden acarrear deplorables eventos de sangre que luego tendríamos que lamentar.
13 – Esta situación yo abogo por revertirla, y dejar que los haitianos pueden sembrar sus tierras con las aguas que proporcionalmente pueden derivar de la parte del rio Masacre que les pertenece; así, digamos, que en 500 tareas ellos pueden producir las viandas con lo que saciarían el hambre que los agobia, lo que sería un comienzo para frenar esa inmigración forzada hacia nuestro territorio por la hambruna que padecen.
14 – La bandera dominicana es la única en este planeta que tiene en su centro a una Biblia, no para mofarnos de ella, sino para cumplir lo que en ella está escrito en sus páginas, principalmente las enseñanzas del Nuevo Testamento. “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. La verdad en el caso del río Masacre es que los haitianos tienen un derecho de uso de agua de ese río equivalente al 12.7% correspondiente con la longitud que el mismo tiene en su territorio.
15 – Es de lugar tratar aquí, que muchos de los problemas que estamos confrontando con Haití están siendo tergiversados e intensificados por ciertos grupos desaprensivos que buscan pescar en río revuelto. En el caso que nos ocupa, los sembradores de cizaña están vendiendo la especie de que los haitianos con el canal que están construyendo van a desviar la totalidad de las aguas del río Masacre, lo cual es una mentira de cabo a rabo. Este es un juego peligroso y perverso, con el que puede repetirse en nuestro país el genocidio ocurrido en Ruanda en 1994. Por instigación de ciertos grupos e individuos diabólicos, los hutus, llenos de odio se lanzaron contra los tutsi, matando en menos de un mes a golpe de machetes filosos a cerca de un millón de tutsi. Con este genocidio se exterminó el 70% de la población tutsi. Aquel río de sangre fue horrible y una vergüenza para la humanidad. Ya Trujillo en 1937 perpetró un genocidio contra el pueblo haitiano. Que la presente generación más civilizada y humana, no caiga en semejante barbarie. La diplomacia, la civilización, la humanidad y el sentido común deben primar en esta época en que con la ciencia hemos logrado avances verdaderamente sorprendentes en todos los campos del saber y en lo espiritual.
16 – El conflicto suscitado entre Haití y la República Dominicana por la derivación del río Masacre en territorio haitiano, tiene que ser resuelto civilizadamente por la vía diplomática. Para eso, solo hay que ceñirse al cumplimiento del uso del agua de ese río, establecido claramente en el “Tratado de Paz” del 20 de febrero de 1929. Por otro lado, este conflicto no tiene por qué afectar las relaciones entre la República Dominicana y Haití. Por los demás, los haitianos tienen que comprender que en los dominicanos produce una irritación justificada la emigración masiva de ellos hacia nuestro territorio, y más cuando es una emigración que trasiega un gran número de delincuentes y criminales que ya tienen en nuestro territorio una larga estela de horrendos asesinatos y robos. La clase gobernante haitiana tiene que comprender eso, y que los dominicanos no podemos seguir permitiendo que nuestro país sea tierra de nadie, mucho menos de una migración excesiva en la que se cuela una cantidad significativa de antisociales. Tenemos que solucionar con justicia y civilizadamente el problema migratorio señalado y los conflictos como el ocasionado por la derivación del río Masacre; solo así podremos evitar, que por malos entendidos, y por una inmigración desproporcionada, no se derrame la sangre de miles de buenos dominicanos y haitianos.
Finalmente, en esta ocasión, dejo la palabra a los dominicanos y haitianos conscientes, e interesados en una sana y productiva relación entre la República Dominicana y Haití.
El que tenga oídos, que oiga…
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