Leonardo da Vinci, símbolo universal del talento humano, nació un 15 de abril de 1452 en el pequeño pueblo de Vinci, en la región italiana de la Toscana. Hoy, 573 años después, su legado sigue tan vigente como nunca. Más allá de su icónica Mona Lisa, su genialidad abarcó la anatomía, la ingeniería, la óptica y mucho más. En este aniversario, National Geographic nos invita a descubrir tres datos curiosos sobre la vida del hombre que cambió la historia del conocimiento y del arte para siempre.
Un comienzo humilde que no frenó su talento
Leonardo nació fuera del matrimonio, hijo de Ser Piero, un notario florentino, y de Caterina, una campesina. A pesar de no haber sido un hijo legítimo, su padre lo reconoció y le ofreció la oportunidad de formarse en diversas áreas, lo que fue clave en su desarrollo. Desde pequeño mostró una habilidad natural para el dibujo y la música, lo que lo convirtió en un niño prodigio dentro del ambiente artístico de Florencia, ciudad epicentro del Renacimiento.
A los 12 años, su talento lo llevó al taller del reconocido artista Andrea del Verrocchio, donde coincidió con otras futuras leyendas del arte. Allí, Leonardo no solo aprendió pintura y escultura, sino que también dejó su huella. Se cuenta que en una obra de Verrocchio, el joven pintó un ángel con tal perfección que su maestro decidió no volver a pintar. Ese momento marcó el inicio de su camino como artista independiente.
El enigma de sus cuadernos escritos al revés
Uno de los aspectos más fascinantes de Leonardo da Vinci fue su costumbre de escribir en espejo. Sus cuadernos, llenos de dibujos, anotaciones científicas y diseños de máquinas futuristas, estaban escritos de derecha a izquierda, una técnica que aún despierta teorías. Algunos creen que lo hacía para proteger sus ideas; otros, que era simplemente una forma más cómoda de escribir para un zurdo como él.
Entre sus manuscritos más famosos está el Códice Leicester, adquirido por Bill Gates en 1994. En ellos, Leonardo dejó plasmados estudios que adelantaron por siglos descubrimientos en anatomía, óptica e ingeniería. Su obsesión por entender cómo funcionaba el mundo lo llevó a observar, experimentar y registrar todo con un detalle asombroso.
Un legado que no conoce fronteras
Leonardo da Vinci fue mucho más que un pintor brillante. Fue un visionario que supo unir la belleza del arte con la precisión de la ciencia. Su vida y obra demuestran que la creatividad y la curiosidad pueden cambiar el mundo. Y aunque pasen los siglos, su figura seguirá inspirando a todos aquellos que se atreven a imaginar lo imposible.
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