Una fórmula justa para crecer en comunidad
El modelo cooperativo ha demostrado, una y otra vez, que otro camino económico es posible. No se trata solo de números, sino de valores. De personas que se agrupan, trabajan juntas y comparten el fruto de su esfuerzo.
Este sábado, como cada primer fin de semana de julio desde 1995, el mundo celebra el Día Internacional del Cooperativismo, una fecha que reconoce a esas asociaciones que, desde la base, transforman vidas.
En República Dominicana, el modelo cooperativo es una herramienta real de inclusión. Con más de RD$245 mil millones en activos reportados en 2024, su impacto es profundo: crean empleos, otorgan créditos, fomentan la producción, y promueven un desarrollo más humano.
Pero no siempre tienen el apoyo que merecen. Muchas cooperativas pequeñas luchan por acceder al sistema bancario formal, limitadas por su tamaño y por trabas burocráticas. Y aunque el Idecoop hace su parte, la realidad exige más respaldo institucional.
Detrás de cada cooperativa hay historias de superación. Agricultores que ahora pueden comercializar sus productos a mejor precio. Mujeres que acceden a créditos solidarios para emprender. Familias que mejoran sus viviendas. Comunidades que, unidas, avanzan.
El cooperativismo no es una moda ni una teoría: es una alternativa viva, que pone al ser humano en el centro de la economía. En un mundo cada vez más desigual, apostar por la cooperación es también un acto de resistencia.
Hoy, celebramos a quienes creen en el trabajo colectivo, en la democracia económica, y en el poder transformador de la solidaridad. Porque cuando las personas se organizan, todo cambia.
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