Las conversaciones directas comienzan, pero las exigencias siguen firmes
Por primera vez en más de tres años, delegaciones de Ucrania y Rusia volverán a verse frente a frente. La cita será en Turquía y busca explorar una salida a la guerra que estalló en febrero de 2022. El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, asistirá personalmente. En cambio, el líder ruso, Vladímir Putin, no estará presente.
Aunque hay un nuevo impulso diplomático y líderes internacionales, como Donald Trump, han pedido el fin del conflicto, la paz entre Ucrania y Rusia se mantiene cuesta arriba.
Exigencias firmes y posturas encontradas
Uno de los mayores obstáculos es el control de los territorios. Rusia exige que se reconozca su dominio sobre cuatro regiones: Donetsk, Lugansk, Zaporizhzhia y Kherson, además de la península de Crimea. Ucrania rechaza ceder territorio, aunque Zelensky ha abierto la puerta a una posible solución diplomática a largo plazo.
Otro punto crítico es la entrada de Ucrania a la OTAN, algo que Moscú no acepta bajo ninguna circunstancia. Rusia también insiste en que Ucrania sea desmilitarizada, reduzca su ejército y se mantenga neutral, propuestas que Kiev y sus aliados occidentales rechazan tajantemente.
Además, el Kremlin exige el reemplazo de Zelensky, llegando a proponer una administración temporal avalada por la ONU.
Seguridad, el punto de equilibrio
Ucrania quiere garantías firmes de protección. Zelensky insiste en que solo la adhesión a la OTAN o un acuerdo con países como Estados Unidos, Francia y Reino Unido puede detener una nueva invasión.
Rusia, por su parte, rechaza cualquier presencia de tropas extranjeras en suelo ucraniano, aunque formen parte de una “coalición de los dispuestos”.
Con este panorama, el camino hacia la paz entre Ucrania y Rusia parece largo. Sin embargo, el simple hecho de volver a dialogar cara a cara ya es un pequeño paso en medio de tanto ruido de guerra.
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