«Hoy, el béisbol mundial está de luto. México ha perdido a uno de sus íconos deportivos más grandes: Fernando ‘El Toro’ Valenzuela, el héroe que inmortalizó a los Dodgers de Los Ángeles en la Serie Mundial de 1981. Con su magistral lanzamiento de tirabuzón, Valenzuela no solo conquistó el premio ‘Cy Young’ al mejor lanzador de la temporada, sino que también fue novato del año, generando lo que se conoció como la ‘Fernandomanía’.
Su historia, como la de muchos grandes, comenzó en lo humilde. Nacido en Etchohuaquila, Sonora, en noviembre de 1960, llegó a los 19 años a las Grandes Ligas, y en poco tiempo rompió esquemas. Fue capaz de paralizar un país entero. Cada juego de los Dodgers se convirtió en un evento nacional en México, donde millones sintonizaban para ver a su héroe lanzar con elegancia y una mirada inconfundible al cielo antes de cada lanzamiento.
La leyenda del ‘Toro’ no se detiene ahí. En 1990, agregó a su carrera el hito de un juego sin hit ni carrera, consolidando su lugar en la historia del béisbol. En sus 17 temporadas, acumuló 173 victorias y 2,074 ponches, dejando una huella imborrable en los diamantes de las Grandes Ligas.
Fernando Valenzuela no solo fue un gran lanzador, sino también un símbolo de la cultura y orgullo mexicano. Sus hazañas son comparables con las de otros dos gigantes del deporte mexicano: Hugo Sánchez, goleador imparable en el fútbol español, y Julio César Chávez, leyenda del boxeo.
Ahora, con su partida, queda su legado, y este viernes, cuando Dodgers y Yanquis se enfrenten nuevamente en la Serie Mundial, la energía de Valenzuela resonará entre los aficionados. Como si, una vez más, estuviéramos viendo a ‘El Toro’ mirando a las estrellas después de cada lanzamiento. Porque, aunque ya no esté con nosotros, su leyenda vivirá para siempre en el corazón de México y en la historia del béisbol mundial.»
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