Este domingo, el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, falleció tras accidentarse el helicóptero en el que viajaba cerca de la frontera con Azerbaiyán. El Gobierno iraní ha expresado sus condolencias por el siniestro que también costó la vida al canciller Hossein Amirabdollahian y a otros altos funcionarios. En su declaración oficial, el Gobierno describió a Raisi como un «trabajador e incansable presidente» que dedicó su vida a servir al pueblo iraní, cumpliendo su promesa de sacrificarse por la nación.
La noticia del accidente fue inicialmente difundida por las agencias Mehr y Tasnim, y posteriormente confirmada en la cuenta oficial de Raisi en X, así como por el exministro de Asuntos Exteriores, Mohammad Yavad Zarif, y el vicepresidente ejecutivo, Mohsen Mansouri. Mansouri describió a Raisi como un «punto de esperanza» para el pueblo iraní.
El helicóptero tuvo que realizar un aterrizaje forzoso debido a la densa niebla, lo que resultó en la tragedia. Además del presidente y el canciller, perdieron la vida el ayatolá Al Hashem, el gobernador de Azerbaiyán Oriental, Malek Rahmati, dos empleados del cuerpo de protección presidencial, un piloto, un copiloto y un oficial técnico. La aeronave formaba parte de un convoy presidencial de tres helicópteros, de los cuales los otros dos llegaron sin incidentes a su destino.
El accidente ocurrió cerca de la aldea de Uzi, en los bosques de Arasbaran. Los equipos de rescate enfrentaron grandes dificultades debido al difícil acceso y las malas condiciones meteorológicas, encontrando los restos de la aeronave casi en el fondo de un valle a las 5:30 (hora local).
Poco antes del accidente, Raisi se había reunido con el presidente de Azerbaiyán, Ilham Alíyev, para inaugurar unas nuevas obras hidráulicas en el río Araz. Según el ministro de Interior, Ahmad Vahidi, el accidente ocurrió mientras el séquito presidencial regresaba después de la inauguración de la presa de Khodaafarin.
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