La elección papal es un proceso riguroso que mezcla tradición, espiritualidad y normas específicas. Comienza con la Sede Vacante, pasa por una serie de reuniones preparatorias y culmina en el cónclave, un evento secreto en la Capilla Sixtina que finaliza con la fumata blanca y el anuncio del nuevo pontífice.
La Sede Vacante y el rol del Camarlengo
Cuando el papa muere, la Iglesia entra oficialmente en un período conocido como Sede Vacante. En este momento, todos los altos cargos de la Curia cesan en sus funciones, excepto el Camarlengo, quien asume la administración temporal del Vaticano. Este funcionario certifica la muerte del pontífice, destruye el Anillo del Pescador y sella los aposentos papales. También organiza el funeral y convoca a los cardenales para iniciar el proceso de sucesión.
Congregaciones Generales y preparativos
Antes del cónclave, se realizan las Congregaciones Generales, reuniones a puerta cerrada en las que se discuten temas administrativos, se revisan documentos del papa fallecido y se fijan detalles logísticos del proceso. El cónclave debe comenzar entre 15 y 20 días después de la muerte del papa, aunque puede adelantarse si todos los cardenales electores están presentes en Roma.
El Cónclave y el juramento
1 Convocatoria y liturgia inaugural
El cónclave comienza con una misa especial en la Basílica de San Pedro, seguida de una procesión hacia la Capilla Sixtina. Los cardenales juran guardar secreto absoluto sobre lo que ocurre en el interior. Una vez todos están reunidos, se ordena el cierre total del recinto.
2 Alojamiento y aislamiento
Durante el cónclave, los cardenales se alojan en la residencia Santa Marta y se trasladan exclusivamente bajo custodia a la Capilla Sixtina. No tienen acceso a medios de comunicación, internet ni contactos con el exterior, para garantizar un ambiente de reflexión y libertad en la elección.
Fases de votación y fumatas
La elección del papa se realiza por votación secreta. El primer día se lleva a cabo una votación, y en los días siguientes se hacen hasta cuatro por jornada. Para ser elegido, un cardenal debe obtener al menos dos tercios de los votos. Si no se alcanza un acuerdo después de varios escrutinios, la votación se limita a los dos candidatos más votados y se impone la mayoría absoluta. Después de cada ronda, las papeletas se queman: el humo negro indica que no hay decisión; el blanco, que se ha elegido al nuevo papa.
“Habemus Papam” y proclamación
Cuando un cardenal acepta ser elegido, se retira a una sala privada para vestirse con la sotana blanca. Luego, se anuncia su elección con la tradicional frase “Habemus Papam” desde el balcón central de la Basílica de San Pedro. El nuevo pontífice se presenta ante el mundo y ofrece su primera bendición apostólica “Urbi et Orbi”.
El proceso de elección papal está regulado por normas estrictas que aseguran transparencia, solemnidad y continuidad. En tiempos recientes, los cónclaves han sido breves gracias a la preparación de los cardenales y la diversidad del colegio electoral. Este procedimiento refleja el compromiso de la Iglesia Católica con la tradición apostólica y la guía espiritual del mundo.
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