El problema

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Yanessi Espinal

El proyecto de reforma fiscal está en problemas, más bien tiene al Gobierno en problemas. El primer problema es que unificó a todos en contra del Gobierno, ricos, clase media y pobres. Si fuera solo eso, sería de fácil solución, pues bastaría con retirarlo y no hacer ninguna reforma que implique nuevas cargas impositivas. Pero el problema es que eso no se puede hacer porque las finanzas públicas necesitan 120 mil millones de pesos en 2025 para sobrevivir.

A la reforma le han agregado más problemas, la incomprensión de sus gestores de la magnitud del impacto negativo. Es evidente que desde el seno del gobierno no se ha entendido la esencia de sus consecuencias porque ha emprendido una campaña desenfrenada en redes y todos los medios posibles para que repitan los mensajes enlatados que fabrica el equipo, desde la comodidad de una oficina con aire acondicionado, con plantas de emergencia cuando se va la energía eléctrica, mientras la ciudadanía sufre con apagones y calor sofocante.

El problema no es comunicacional como se ha querido decir, al revés, entender que todo se resuelve con palabras, cuando es un tema de hechos, es una prueba del desconocimiento de las implicaciones de lo que está en curso en el Congreso y fuera de ese edificio, en las calles.

El problema es la clase media. El segmento poblacional más amplio de la sociedad dominicana. Pensar que se puede manipular al sector que más trabaja, bien educado y de mejor formación, es de un derroche de ignorancia que no tiene nombre. La clase media sabe que esos diálogos son para dejar contentos y felices a los grandes emporios que están debidamente organizados y cuentan con mecanismos de presión bien articulados.

La clase media sabe que al final pagará esa factura y que en ese proyecto de modernización fiscal se incluyen impuestos con la finalidad de luego quitarlos para dar la impresión de que se escucha y hay actitud de diálogo y consenso.

El problema de la reforma fiscal es la clase media, porque piensa con cabeza propia, es reflexiva, crítica y también ve el derroche de lujo con el dinero público.

Ricardo Arjona ya lo dijo, el problema no es problema, el problema es que duele. Rebeca Fiallo es un buen ejemplo.


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