El día que el béisbol se convirtió en poesía
Duelo de leyendas. Esa es la frase justa para describir lo que ocurrió el 2 de julio de 1963 en el Candlestick Park. Aquella noche, Juan Marichal, con solo 25 años, se batió frente a Warren Spahn, de 42, en un duelo que pasó a la historia como uno de los más intensos, largos y emocionantes de todos los tiempos.
Fueron 16 entradas de dominio, orgullo y entrega. Sin mirar el conteo de lanzamientos, sin pedir relevo. Como si el tiempo no existiera, como si la pelota fuera una extensión de sus brazos.
Una batalla que superó generaciones
Esa noche mágica, Spahn lanzó 227 pitcheos, permitió nueve hits, dio una base y ponchó a dos. Marichal respondió con 201 lanzamientos, ocho hits, cuatro boletos y diez ponches. En las gradas, 15,921 personas fueron testigos de una batalla que parecía no tener final.
Hank Aaron se fue de 7-0. El juego seguía. El reloj marcó las 12:31 de la madrugada del 3 de julio cuando Willie Mays, con un swing corto y preciso, conectó el jonrón de oro. El primer lanzamiento fue suficiente. Marichal salió del dugout y corrió hacia el jardín para abrazar al héroe del momento. El joven dominicano había sostenido su palabra: no dejaría la lomita hasta que Spahn bajara del montículo.
“Él tiene 42, yo tengo 25… y no me sacarás hasta que él se vaya”, le dijo Marichal a su mánager Alvin Dark. Y así fue.
El béisbol en su estado más puro
No hubo analítica, ni conteo de lanzamientos, ni bullpen. Solo dos hombres decididos a no ceder. Fue una pelea noble, de respeto y grandeza. Duelo de leyendas que hoy, 62 años después, sigue vibrando en la memoria de quienes aman el béisbol.
Una historia que no se repite, pero que se recuerda con el mismo asombro de aquella noche mágica.
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