La fecha rinde homenaje a los grandes escritores y defiende la creación intelectual
Cada 23 de abril el mundo conmemora el Día del libro, una fecha para celebrar la lectura, honrar a quienes escriben y defender los derechos de autor. Establecida por la UNESCO en 1995, esta jornada no solo promueve el hábito de leer, sino que también recuerda que detrás de cada obra hay una mente creativa que merece ser respetada y protegida.
La elección del 23 de abril no es casual. En esa fecha, o muy cercana, se recuerda el fallecimiento o nacimiento de grandes figuras de la literatura universal como Miguel de Cervantes, William Shakespeare, Garcilaso de la Vega, Vladimir Nabokov, Josep Pla y Manuel Mejía Vallejo. Sus obras han trascendido el tiempo, marcando generaciones y transformando la manera en que entendemos el mundo.
Más que un objeto, un legado
El libro es mucho más que un conjunto de páginas encuadernadas. Para muchos, ha sido la primera puerta hacia la imaginación, el conocimiento y la libertad interior. El escritor Jorge Luis Borges lo describió como «una prolongación de la memoria y de la imaginación», otorgándole una categoría especial entre los inventos de la humanidad.
Quienes crecieron en hogares modestos, donde un solo libro era un tesoro, saben que leer era un acto de esperanza. Con bibliotecas públicas como aliadas, generaciones completas se formaron con libros prestados, fotocopiados o leídos a escondidas. Hoy, aunque existen formatos digitales accesibles desde computadoras y teléfonos, el libro impreso sigue vivo, latiendo en cada historia que transforma al lector.
Defender los derechos de autor, un acto de justicia
El Día del libro también llama la atención sobre los derechos de autor. Estos protegen la propiedad intelectual de escritores, artistas, músicos, científicos y creadores en general. Son derechos que aseguran el reconocimiento y la compensación justa por su trabajo, tal como lo establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Cada vez que se respeta un derecho de autor, se honra el esfuerzo y la creatividad de quienes, con palabras, ayudan a construir sociedades más cultas, críticas y sensibles.
Celebrar este día es reafirmar que leer nos hace libres, y que escribir es un acto de valentía que merece ser reconocido.
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