Este miércoles 7 de mayo de 2025, la Capilla Sixtina será testigo del inicio del cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril. Participarán 133 cardenales electores menores de 80 años, de los cuales 108 fueron nombrados por Francisco, lo que sugiere una posible continuidad en su visión de una Iglesia más inclusiva y reformista .
Entre los electores, 23 son latinoamericanos, destacando Brasil con siete cardenales y Argentina con cuatro . Sin embargo, la República Dominicana no tendrá representación, ya que su único cardenal, Nicolás de Jesús López Rodríguez, supera la edad límite de 80 años para participar en el cónclave.
Figuras clave latinoamericanas en el cónclave
Aunque es poco probable que el próximo papa sea latinoamericano, varios cardenales de la región tienen un papel destacado en el cónclave. El mexicano Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México, es considerado uno de los «grandes electores» por su cercanía ideológica con Francisco y su capacidad para influir en otros votantes.
El chileno Fernando Chomali, arzobispo de Santiago, también es visto como una figura influyente, incluso mencionado como posible candidato al papado. Por su parte, el brasileño Odilo Scherer, arzobispo de São Paulo, es considerado un centrista que podría emerger como candidato de consenso en caso de un estancamiento entre bloques.
El uruguayo Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, destaca por su perfil conciliador y su experiencia en la Iglesia latinoamericana, lo que lo convierte en una figura respetada dentro del Colegio Cardenalicio.
La ausencia dominicana y el futuro de la Iglesia
La falta de representación de la República Dominicana en este cónclave es notable, especialmente considerando su rica tradición católica y su papel histórico en la Iglesia en América. Desde la renuncia de López Rodríguez en 2016 y la designación de monseñor Francisco Ozoria Acosta como arzobispo de Santo Domingo, no se han realizado nuevas designaciones cardenalicias en el país.
Mientras tanto, el cónclave se desarrollará en un ambiente de reflexión y oración, con votaciones diarias hasta alcanzar la mayoría de dos tercios necesaria para elegir al nuevo papa. La elección será seguida con atención por millones de fieles en todo el mundo, especialmente en América Latina, donde la Iglesia busca consolidar su papel en una sociedad en constante cambio.
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