«Los pueblos a menudo son víctimas de sus propias acciones, y esencialmente, estas acciones están vinculadas o son inducidas por algún tipo de liderazgo.» Esta afirmación, hecha por el respetado analista político Fernando Aquino, nos recuerda la importancia crucial de la dirección en la resolución de conflictos, especialmente en situaciones delicadas como el actual conflicto entre Haití y la República Dominicana.
Aquino nos insta a reflexionar sobre la historia y aprender de ella. A través de esta analogía, nos lleva al punto focal de su análisis: el conflicto actual que rodea la construcción del canal en el lado haitiano del río compartido por ambas naciones.
El presidente Abinader ha asumido un papel de liderazgo en este asunto, y Aquino respalda su decisión. Sin embargo, advierte que el liderazgo debe extenderse más allá de un simple comienzo. El conflicto dominicano-haitiano, en lugar de ser una tragedia, podría transformarse en una oportunidad si se maneja adecuadamente.
Aquino argumenta que este conflicto ha sido impulsado en gran medida por la propaganda y las emociones. Aclara que la debilidad actual de Haití no debe ser una excusa para no buscar una solución pacífica.
El analista político hace hincapié en que este tipo de conflicto no es nuevo en el mundo. Cita ejemplos de ríos que cruzan múltiples países, como el río Amazonas en América del Sur o el río Colorado en Estados Unidos. También señala el caso del río Jordania, que desencadenó una guerra entre Israel y Siria en 1967.
Aquino recuerda un precedente en la República Dominicana: el dique de Pedernales, construido durante el gobierno de Antonio Guzmán, que ha beneficiado a ambos países. Argumenta que existen tratados y ejemplos que pueden guiar hacia una solución pacífica y legal en este conflicto.
El analista hace un llamado a abandonar los discursos ultranacionalistas y la histeria que rodea este conflicto. En cambio, insta a utilizar el liderazgo de ambas partes, incluyendo al primer ministro haitiano Ariel Henry, para encontrar una solución equitativa y justa que beneficie a ambos pueblos.
Aquino concluye su llamado al liderazgo en ambos países, destacando la importancia de tomar decisiones racionales y basadas en el interés común. Destaca que Haití es uno de los principales socios comerciales de la República Dominicana, y ambas naciones comparten una larga frontera.
En última instancia, el mensaje de Fernando Aquino es claro: es el momento de que las autoridades de Haití y la República Dominicana se eleven a la altura de la situación y busquen soluciones que promuevan la equidad y la justicia para ambas naciones. La diplomacia y el liderazgo sensato pueden convertir un conflicto en una oportunidad para la paz y la cooperación.
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