Por: Dr. Frank Espino
“Quien quiera ser grande, que sirva a los demás, no que se sirva de los demás” papa Francisco.
Tenemos más de 45 años que estamos visitando los EE. UU. Pero recientemente estuve en la ciudad de New York, donde han vivido muchos de mis familiares desde los años 60, en busca de una mejor y confortable vida. Como todos sabemos que en nuestro país han sucedido acontecimientos que han sacudido a todo el territorio nacional, lo que ha obligado en muchas circunstancias la salida de nuestras tierras.
El motivo de mi viaje tenía varias razones que no puedo esconder. Conocer mi primera nieta hermosa, hija de Joan mi segundo hijo, y por otro lado, ver de cerca la salud de familiares cercanos que han sido tocados por algún malestar, por un lado me dio alegría y por otro dolor y tristeza.
Nadie puede negar que la ciudad de NY es fascinante. Ejemplo de una urbe que ha sabido superar cientos de ataques, transformaciones y amenazas, y surge de nuevo como el ave fénix desde sus cenizas.
En realidad, extraño a muchos a mis seres queridos y amigos, ya idos a destiempo, quienes fueron soporte económico y social para mí como persona y también a mi familia cercana.
¡Todo ha cambiado! Hace tres décadas, se aconsejaba que llevaran monedas, para realizar llamadas telefónicas, eso ya es historia, porque esas cabinas telefónicas no existen, todos y cada uno de los ciudadanos sean turistas y pobladores de esa hermosa ciudad tiene un teléfono celular que usan frecuentemente.
No creía lo que me informaban acerca de la inseguridad y provocación de los pobladores tanto en las calles como en los trenes, se observa personas con miedo, lo que no era común en aquellos tiempos. Paradoja de la vida, una ciudad de las más ricas de EE. UU. todavía mantiene una cantidad de personas viviendo en calles y avenidas, en la intemperie.
¡Todo es costoso! Desde las viviendas hasta lo que fue un orgullo estadounidense, la comida. Los peajes. El transporte. Todo se extraña. El transporte de trenes no ha tenido cambios importantes en estas décadas, si lo comparamos con otras naciones o potencias.
Se nota mucho desencanto en los trabajadores, los salarios no compensan las necesidades según me explicaron. En realidad, NY ha cambiado y mucho. Estados Unidos ha cambiado bastante.
Me sorprende cada día que muchos hijos de inmigrantes dominicanos, en su mayoría no hayan logrado carreras universitarias en un país que lo tiene todo.
Si, tenemos que reconocer, que la población de dominicanos se ha superado, en el comercio, en su comportamiento, en su calidad de vida, misma que se ve proyectada en sus familiares que viven en este país de ensueño República Dominicana, muestra de ello es que las remesas sobrepasan los diez mil millones de dólares cada año que se envían a este país.
Entiendo que después de saborear unas vacaciones en NY, ver de cerca lo que acontece, independientemente de lo que se pueda opinar por los males que aquejan a cientos de ciudadanos y sobre todo la comunidad dominicana, no deja tener sus encantos, su belleza, y su nivel de popularidad no solo por la que la visitan cada día sean estos norteamericanos o turistas. Si además de conocer lugares impresionantes, museos, restaurantes y tiendas de las más sofisticadas del mundo todo lo podrá observar en la “Gran Manzana”, New York.
Gracias a todos aquellos que me enseñaron lugares que han cambiado y otros que no había tenido la oportunidad de conocer.
El autor es médico, escritor y profesor universitario
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