París, Francia.– Un grupo de ladrones encapuchados protagonizó este domingo un robo cinematográfico en el Museo del Louvre, llevándose nueve joyas históricas de Napoleón y la emperatriz Eugenia en apenas siete minutos.
El asalto ocurrió alrededor de las 9:30 de la mañana, media hora después de que el museo abriera sus puertas. Los delincuentes irrumpieron en la Galería Apolo, donde se exhiben las joyas de la corona francesa, y lograron abrir dos vitrinas antes de huir en motocicletas.
El ministro del Interior, Laurent Núñez, informó que los ladrones, tres o cuatro en total, actuaron con precisión y sin violencia. En su huida, perdieron dos piezas, entre ellas la corona de la emperatriz Eugenia, cubierta con más de mil diamantes y decenas de esmeraldas.
Las autoridades recuperaron los objetos cerca del museo y los analizan para determinar los daños. Los delincuentes usaron una escalera extensible para acceder al edificio por una ventana y una cortadora de disco para abrir las vitrinas.
La ministra de Cultura, Rachida Dati, calificó el robo como “profesional” y explicó que el museo permanecerá cerrado “por razones excepcionales” mientras se desarrollan las investigaciones. Añadió que un empleado evitó que los ladrones incendiaran el vehículo usado en la fuga.
Entre las piezas sustraídas figuran un collar y unos aretes de esmeralda de la emperatriz María Luisa, una tiara y un broche de la emperatriz Eugenia, así como joyas de las reinas María Amelia y Hortensia. Todas forman parte del reducido conjunto de joyas reales que sobrevivieron a la Revolución Francesa.
El ministro Núñez destacó que las piezas robadas tienen un valor histórico “inconmensurable”, más allá de su precio en el mercado. Expertos señalan que este tipo de objetos suelen desarmarse para vender las piedras preciosas y evitar su rastreo.
El Louvre, el museo más visitado del mundo, ha sido víctima de otros robos a lo largo de su historia. En 1911 desapareció la Mona Lisa, recuperada tres años después en Florencia. También se reportaron sustracciones en 1983 y 1998, cuyos objetos aún no han sido recuperados.
La espectacularidad del robo y el valor patrimonial de las joyas han conmocionado a Francia y al mundo del arte, reabriendo el debate sobre la seguridad en los grandes museos europeos.
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