Guayubín, Montecristi. – La República Dominicana acaba de dar un paso histórico en su desarrollo agrícola: inició la exportación de uvas de mesa hacia Estados Unidos.
Desde la finca del productor Arismendy Almonte, en Guayubín, partió el primer contenedor con destino internacional. Otros dos fueron despachados al mercado local. Este acontecimiento fue celebrado en un Día de Campo con la presencia del presidente Luis Abinader.
Durante el evento, también comenzó la recolección de más de 15 contenedores en Montecristi y 20 en la zona sur-suroeste del país.
Una apuesta por la innovación agrícola
El presidente Abinader calificó este hecho como una jornada histórica para el país. “La exportación de uvas no es un experimento, es una apuesta ganadora”, afirmó.
Destacó que esta nueva etapa es fruto de la colaboración entre productores, el sector privado, el Estado y la ciencia. «No hay soberanía sin producción local fuerte», agregó el mandatario.
Abinader explicó que la uva dominicana representa una transformación del campo. Hace apenas tres años, el cultivo de esta fruta era impensable en el país. Hoy es una realidad gracias a alianzas estratégicas con empresas como BLOOM FRESH.
Las uvas producidas son de alta calidad genética y cumplen con los estándares internacionales. Esto permite competir en mercados exigentes como el estadounidense.
El presidente también resaltó el impacto económico del sector agropecuario. Genera miles de empleos y contribuye al crecimiento del PIB dominicano.
Ventajas que fortalecen al país
República Dominicana tiene condiciones únicas para el éxito agrícola: clima tropical, buena ubicación geográfica y talento humano. Mientras otros países tardan semanas en exportar, el país puede llegar en solo 3 a 5 días a puertos clave de EE. UU.
Además, la producción de uvas ha creado empleos de calidad, especialmente para mujeres en labores como empaque y cosecha.
Abinader aseguró que el gobierno continuará apoyando la agroindustria con financiamiento, infraestructura y diplomacia comercial. “Este es el camino correcto: invertir en la tierra, en la gente y en la inteligencia productiva”, concluyó.
Este logro reafirma que el campo dominicano tiene futuro. Y ese futuro ya comenzó a cosecharse.
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