Con la llegada del verano, miles de dominicanos que residen en el extranjero regresan a su tierra natal para reencontrarse con sus raíces. En maletas llenas de nostalgia y esperanza, traen también sueños de pasar unos días felices junto a sus seres queridos. Sin embargo, el editorial de esta semana del periódico Camino pone una señal de alerta: prudencia al volante.
“Las calles y carreteras se han convertido en una selva”, dice el texto sin rodeos, advirtiendo a quienes vuelven al país que la imprudencia y el caos en el tránsito dominicano son una amenaza real. Conductores que ignoran los semáforos, motoristas que circulan en sentido contrario y un irrespeto generalizado a las normas viales son solo parte del paisaje que los espera.
Una patria distinta, pero con esperanza
El editorial también toca un punto más doloroso: la seguridad. Aconsejan cuidar tanto sus vidas como sus pertenencias. “Nuestro país no es el mismo que ustedes dejaron”, afirma el texto, lamentando que muchos valores que antes definían al pueblo dominicano han sido desplazados por la indiferencia y la corrupción.
Pero no todo es pesimismo. Camino rescata la nobleza, la generosidad y la hospitalidad de la mayoría de la gente. Y por eso, a pesar de los desafíos, termina con un mensaje emotivo: “Dominicanos y dominicanas, que nos visitan, que pasen unos días felices”.
Así, entre advertencias y esperanza, la Iglesia lanza un llamado claro y humano a quienes vuelven este verano: disfruten, sí… pero con prudencia al volante.
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