NUEVA YORK.- El reconocido artista plástico dominicano Persio Checo anunció en esta ciudad que llevará a la RD su más reciente exposición individual titulada “Grandes Visiones, Pequeños Formatos”.
Será el próximo 14 de octubre, a las 7:00 p.m., en la Galería Bodden, ubicada en la Avenida Carlos Pérez Ricart No. 66, en la capital dominicana.
La muestra, compuesta por pinturas, esculturas y obras tipo retablo, ofrece una ventana íntima hacia el universo onírico y simbólico de Checo, un creador que habita -como bien lo define el crítico e historiador de arte Abil Peralta Agüero- «el reino surrealista, fantástico y marino de su arte».
El artista plástico es considerado uno de los exponentes más coherentes y singulares de la generación de artistas dominicanos surgida en los años 80.
Su obra, profundamente ligada al mar, al color y a las raíces populares del Caribe, conjuga elementos de la memoria, la crítica social y la espiritualidad con un lenguaje plástico inconfundible, vibrante y poético.
Formado en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde obtuvo el título de arquitecto, Checo amplió su formación en la Escuela de Artes Visuales del Parque Lage en Río de Janeiro, Brasil, y en instituciones españolas como la EFTI (Escuela de Fotografía y Centro de Imagen, Madrid) y el Centro Gallego de Arte Contemporáneo de Santiago de Compostela.
A lo largo de más de cuatro décadas ha expuesto su obra en ciudades como París, Nueva York, Río de Janeiro, Andorra, Segovia, La Habana, San Juan de Puerto Rico y Miami, consolidándose como una figura esencial del arte contemporáneo dominicano.
Entre sus múltiples reconocimientos destacan el Premio del Público en la XVII Bienal Nacional de Artes Visuales (1992), el Gran Premio de la Bienal Paleta de Níquel (2009) en el Museo Cándido Bidó, y el Premio Felipe Abreu al Mérito del Carnaval Dominicano (2023).
La exposición se presenta como una síntesis de su madurez artística y espiritual. Cada pieza, aunque contenida en formato pequeño, encierra una vasta visión del mundo y de la sensibilidad humana.
Es, en palabras del crítico e historiador Agüero, una invitación «a mirar de nuevo, a dejar que la luz del arte -como la del sol que atraviesa los ventanales antillanos- llegue a nosotros para sanar y despertar la conciencia estética».
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