Motivo del crimen. Esa es la frase que marcó la conferencia de prensa en Utah tras el asesinato del activista conservador Charlie Kirk. El fiscal Jeffrey Gray confirmó que Tyler Robinson, el joven de 22 años acusado de disparar desde un edificio cercano, habría explicado a sus padres que actuó porque Kirk “difunde demasiado odio” y “hay demasiada maldad en él”.
Confesiones y contradicciones
El caso se tornó más complejo con los presuntos mensajes que Robinson habría enviado antes de ser detenido. Según el fiscal, en un chat privado con amigos escribió: “Fui yo ayer en la Universidad del Valle de Utah. Lo siento mucho”. También habría dicho a su pareja que estaba decidido a matarlo cuando se presentara la ocasión.
Sin embargo, pese a estas revelaciones, las autoridades estatales confirmaron que el acusado no ha cooperado ni confesado oficialmente ante la policía. Esto mantiene abierta la investigación mientras la Fiscalía ya anunció que pedirá la pena de muerte.
Un crimen que agita la política
La muerte de Charlie Kirk ha provocado un terremoto político. El presidente Donald Trump lo calificó como un “mártir de la verdad y la libertad” y acusó a la retórica de la “izquierda radical” de fomentar la violencia. El FBI, por su parte, catalogó el ataque como “selectivo”, aumentando el debate sobre la creciente polarización en Estados Unidos.
El motivo del crimen, según el propio acusado, apunta al rechazo personal hacia las ideas del activista. Un móvil ideológico, cargado de odio y simbolismo político, que vuelve aún más tenso el clima en medio de una campaña marcada por divisiones extremas.
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