Entender el caso del doctor Santiago Hazim, exdirector del SeNaSa, requiere contextualizarlo, identificando los patrones de conducta oficial.
El presidente Luis Abinader exhibió un claro patrón de conducta durante los últimos dos años eso ayuda a entender el futuro del caso SeNaSa.
Observemos la explosión de San Cristóbal en agosto de 2023, el JetSet en abril pasado, los escándalos de Educación y ahora SeNaSa.
La explosión de San Cristóbal, tan misteriosa como la Santísima Trinidad, sigue sin explicación. Diseminaron los escombros por el país, nadie podrá examinarlos y conectarlos.
En abril pasado se desplomó el techo del JetSet, repitieron el patrón, esparcieron los escombros por el país.
La corrupción del Ministerio de Educación cayó al zafacón de la memoria, el olvido. El exministro, Ángel Hernández, dijo que le notificó las irregularidades al presidente Abinader y a la vicepresidenta, Raquel Peña, caso cerrado.
Hazim dijo que apoderó al Ministerio Público de las irregularidades en SeNaSa, con pruebas documentales, nada pasó.
Abinader repitió otro patrón, Miguel Valerio, su abogado, representó a Antonio Espaillat, dueño del JetSet, ahora representa a Hazim, pero Abinader no es “cómplice”.
Controlar a la procuradora, y al abogado defensor de Hazim, revela una necesidad de control, algo esconde.
Esta frialdad calculada, resulta escalofriante, merece un lugar privilegiado en la Antología de la Infamia Perversa y Visceral.
Abinader pretende destruir la ley física de la “impenetrabilidad”, simultáneamente está ocupando dos lugares en el espacio, acusa y defiende, es cóncavo y convexo.
La procuradora Yeni Berenice Reynoso, la Kim Kardashian de la judicatura, famosa por ser famosa, desatará esta telaraña para terminar en un Consejo Directivo. La exprocuradora Miriam Germán, maestra del drama pasivo-agresivo, ignoró la denuncia de Hazim, y Abinader, sin ser “cómplice”, la premió designándola al Consejo Directivo de REFIDOMSA.
SeNaSa sepultó el escándalo de educación, otro sepultará a SeNaSa, faltan tres largos años.
El cambio sólo cambia nombres de los corruptos, los patrones repetidos demuestran su pobreza creativa, su esterilidad imaginativa. Y un terror inmenso de que los descubran como son.
Descubre más desde La República Hoy
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.