Cuando muchos pensaban que todo estaba perdido, los Knicks respondieron. De la mano de Jalen Brunson y Karl-Anthony Towns, Nueva York se mantuvo con vida en las finales del Este al vencer 111-94 a los Pacers de Indiana.
Brunson anotó 32 puntos, recuperando su nivel después de una noche difícil en el juego anterior. Towns, a pesar de una contusión en la rodilla, aportó 24 puntos y 13 rebotes en una actuación que reflejó más coraje que estadísticas.
El Knicks vs Pacers de anoche fue el reflejo de un equipo que se niega a rendirse. Los aficionados en el Madison Square Garden coreaban con esperanza: “¡Knicks en 7!”.
Defensa, orgullo y esperanza
Nueva York aprendió del golpe del Juego 4. Esta vez limitó a Indiana a solo 45 puntos en la primera mitad. Tyrese Haliburton, figura clave de los Pacers, apenas logró 8 puntos.
Brunson lideró desde el inicio y volvió a demostrar por qué es el alma de este equipo. Sumó su vigésimo partido de postemporada con más de 30 puntos, un récord histórico para los Knicks.
Towns, que estuvo en duda hasta última hora, se adueñó del segundo cuarto y luego apoyó en defensa y rebotes. La diferencia se amplió a 20 puntos en el tercer cuarto y un rally de 12-0 en el último selló el juego.
Los Knicks no han remontado un 3-1 en su historia, pero esta vez tienen algo más que números: tienen fe, lucha y el corazón de una ciudad que quiere volver a soñar con las Finales.
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