El plan de la OEA para Haití pone cifras concretas sobre la mesa: 2.600 millones de dólares en cuatro años para enfrentar una de las crisis más graves del continente. No es solo un plan técnico, es un intento por devolver la paz y la esperanza a un país que lleva demasiado tiempo al borde del colapso.
Un país herido y un plan urgente
Hoy, cerca del 90% de Puerto Príncipe está bajo control de pandillas. En 2024, más de 5.600 personas murieron, 1,3 millones fueron desplazadas y 4,7 millones padecen inseguridad alimentaria. Frente a este panorama, la Organización de Estados Americanos presentó una Hoja de Ruta que busca estabilizar la seguridad, fortalecer las instituciones y garantizar elecciones libres.
El plan de la OEA se organiza en cinco pilares: seguridad y paz, gobernanza, proceso electoral, respuesta humanitaria y desarrollo sostenible. Solo la primera fase de estabilización costará 1.336 millones de dólares, mientras que la ayuda humanitaria asciende a 908 millones.
Una apuesta compartida
El Secretario General de la OEA, Albert R. Ramdin, insistió en que “ningún país puede asumir solo este costo”. La estrategia será financiada de forma colaborativa entre los Estados miembros y socios internacionales. El objetivo, dice Ramdin, es claro: devolver la seguridad como base para todo lo demás y acompañar a Haití hacia la autosuficiencia.
La hoja de ruta contempla, además, una Conferencia Internacional de Donantes y un tablero de seguimiento para garantizar transparencia y rendición de cuentas. La meta inmediata es evitar un vacío político en febrero de 2026, cuando expira el mandato del Consejo de Transición.
Por ahora, Haití espera que estas promesas no queden en papeles. Para su gente, cada día sin seguridad, agua o alimentos es un recordatorio de que el tiempo apremia.
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