No hay amor más firme ni sabiduría más clara que la que viene de mamá.
Y si se aproxima el Día de las Madres —que en República Dominicana se celebra el último domingo de mayo—, es justo y necesario recordar esas frases que moldearon generaciones.
Son esas expresiones que se soltaban con un tono único. Sin filtro. Sin rodeos. Y que hoy, entre risas y nostalgia, entendemos más que nunca.
Una escuela de vida, sin pizarra
“¿Y si fulanito se tira de un puente, tú también te vas a tirar?”.
La reina de los argumentos lógicos. Con una sola pregunta, mamá enterraba cualquier excusa.
“¡Mientras tú vivas bajo este techo…!”
Clásico de clásicos. El inicio de discursos legendarios que justificaban desde la hora de llegada hasta el menú del día.
“¡Te voy a dar una razón pa’ que llores de verdad!”
Sí, daba miedo. Pero también funcionaba. Un mensaje directo al alma para que uno se alineara rápido.
Y cómo olvidar: “¡Yo no soy tu amiguita!”. Porque mamá nunca buscó likes ni aprobación. Buscaba respeto, educación… y que uno no se saliera del carril.
Palabras que educan con amor (y carácter)
“¿Tú crees que el dinero crece en los árboles?”
Con esta frase aprendimos que la vida cuesta. Que nada es regalado. Y que había que valorar hasta el último centavo.
“El que quiere moño bonito, aguanta jalone”
Una frase que nos acompañó en el salón, en la vida y en cada momento en que nos tocó esforzarnos para lograr algo.
“¡Coge consejo para que no cojas pela!”
Consejo simple, sabio y directo. Uno que, con los años, se vuelve ley de vida.
Los dichos de madres son parte de lo que somos. Nos guiaron con firmeza, pero también con ternura. Y aunque en su momento rodamos los ojos, hoy los repetimos… con la misma entonación.
Porque no hay universidad como el hogar ni maestra como mamá.
Y no hay frases que calen tan hondo como las que nos decía con el corazón en la mano… y a veces con la chancleta en la otra.
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