La noche que cambió la historia
Crawford derrota a Canelo. Esa frase quedará escrita con tinta imborrable en la historia del boxeo. En el Allegiant Stadium, frente a más de 70 mil personas, Terence “Bud” Crawford dio una lección magistral y venció por decisión unánime al mexicano Saúl “Canelo” Álvarez.
Los jueces lo vieron claro: 116-112, 115-113 y 115-113. Las tarjetas confirmaron lo que los ojos ya sabían. El estadounidense se convirtió en campeón indiscutido en tres divisiones, algo que solo Claressa Shields y Henry Armstrong habían logrado antes.
El hombre que pintó de realidad un sueño
Canelo buscó abrir la guardia de Crawford, pero nunca encontró la fórmula. El jab del estadounidense fue el antídoto perfecto y, con ritmo pausado pero firme, rompió los planes del tapatío.
Crawford no vino a sobrevivir ni a cobrar. Vino a boxear. A enseñar. A demostrar que a los 37 años todavía se puede reinventar. Fue preciso, inteligente y fresco hasta el último round.
Mientras Canelo cargaba con la presión de defender sus cinturones, Crawford bailaba sobre el cuadrilátero como si estuviera en casa. Y al final, el público que viajó para alentar al ídolo mexicano terminó aplaudiendo al “antihéroe” que conquistó Las Vegas.
Crawford derrota a Canelo. Lo hizo con golpes certeros, con estrategia, con corazón. Lo hizo para reafirmarse como el mejor libra por libra de su generación y para entrar, sin discusión, en la conversación de los más grandes de los últimos 25 años.
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