Charlie Rangel se va, pero su historia queda en las calles que defendió
A los 94 años falleció Charlie Rangel, figura histórica del Congreso de Estados Unidos, veterano de la Guerra de Corea y defensor de los que nunca han tenido voz. Su nombre está escrito en las calles de Harlem, pero también en el corazón de miles de dominicanos en Nueva York.
Durante casi medio siglo, Rangel representó al Distrito 13 de Manhattan. Fue más que un político: fue un vecino, un aliado, un amigo. Con su voz ronca y su carácter firme, caminó junto a comunidades marginadas, especialmente la dominicana, a la que respaldó en sus luchas por vivienda, legalización, educación y dignidad.
Aliado fiel y político con alma
Charlie Rangel no necesitaba hablar español para entender el alma de la comunidad quisqueyana. Apoyó causas, visitó iglesias, caminó en desfiles, y estuvo presente en tragedias y celebraciones. Usó su poder en Washington para abrir puertas, no para cerrarlas.
Fue uno de los fundadores del Congressional Black Caucus, y desde allí, puso temas como la justicia racial y la inmigración en la agenda nacional. Fue el primer afroamericano en presidir el Comité de Medios y Arbitrios. Pero más allá de los títulos, Rangel fue un símbolo de lucha con rostro humano.
Su muerte marca el fin de una era. Pero su ejemplo queda en cada joven que quiere cambiar su barrio sin olvidar de dónde viene. En cada inmigrante que sueña con pertenecer. En cada voz que aún cree que la política puede servir para hacer el bien.
Charlie Rangel fue puente, fue palabra, fue acción. Y aunque ya no está, su legado vive donde más importa: en la gente.
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